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viernes, 7 de junio de 2013

Prácticas escolares II


Acabaron las prácticas. Sentimientos encontrados ante el final ya que, por un lado, te da pena que esta experiencia acabe pero por otro, estábamos deseando terminar y tener tiempo libre. Este año ha sido un poco locura para mí con tanta mezcla pero en cuanto acaben los exámenes, estaré en cuarto oficialmente. Nada pendiente. Todo pasado. A tan solo unas prácticas y un par de asignaturas por terminar. El trabajo fin de grado. Uf! Hay días que todo está lejísimos y días que parece que ya está aquí.
De momento, toca evaluar las prácticas terminadas. Han sido muy productivas a pesar de todo. He aprendido muchas cosas, he pasado muchos ratos buenos, algunos malos tragos, me he adaptado a las circunstancias,... creo que lo he hecho bien. Muy bien. Ya comenté que habría cosas que cambiaría sin duda, que la metodología se queda obsoleta en muchas ocasiones y que no se innova mucho en las aulas de infantil en general, que muchas veces pienso en la presión que tienen los niños aunque sean tan pequeños, en lo relajados y tranquilos que están cuando están a su aire, en lo que aprenden cuando se les deja ¡y qué pocas veces se les deja realmente! En lo fácil que podían resultar algunas cosas, en lo diferente que pueden llegar a ser dos profesoras en el mismo aula y con los mismos niños, en las ganas que tengo de poder poner en marcha mi proyecto, mi manera de entender la educación infantil. En estos años de carrera he cambiado mucho los planes de futuro. El fin de la carrera que tenía en mente cuando empecé no es ni parecido al que tengo ahora. Los planes han cambiado. Los proyectos han tomado una nueva forma. Me siento diferente.
Mi cabeza no deja de pensar en todas las opciones posibles, en qué hacer cuando todo acabe, en si lograré llevar a buen puerto lo que tengo en mente hace tiempo.

Los niños son algo fantástico y no debemos perder ni dejar que pierdan ni un segundo de su infancia. Tienen que disfrutar, investigar, aprender, cantar, dialogar, hacer "travesuras",... de todo. Y nuestra misión como adultos es facilitarles las herramientas o ayudarles en el camino si lo precisan y lo piden. Ya está. No hay que imponer nada, no hay que forzar las cosas, todo fluye. Dejemos que su plasticidad neuronal y su mielinización estén a tope mientras se pueda (esto es del examen de ayer, jajaja) Dejemos que esas criaturitas con los que casi nadie cuenta hoy nos den una lección a todos los "mayores" de cómo deberían ser las cosas, de cómo cambiarlas, de cómo verlas a su modo y de cómo intentar mejorarlas. Dejémosles hacer, dejémosles libres. Ellos saben y ellos pueden. No etiquetemos, no estigmaticemos, no encasillemos. Dejémosles ser.







2 comentarios:

  1. ¡Me ha encantado! Muchas gracias. Te dejo una entrada de mi blog que quizá te interese:
    http://lahistoriadegabriele.blogspot.com.es/2013/05/respetar-la-infancia.html

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  2. Me ha encantado tu entrada Elisa, gracias por compartirla. La verdad es que nos estamos cargando poco a poco la infancia de nuestros pequeños. Habría que tener más paciencia y empatía, la verdad. Nos queda pensar que las personas que están a nuestro alrededor no recibirán ese trato por nuestra parte. Feliz día!

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